!¡Quiiiuuboles! ¿Cómo andas mis estimados soberanos festivaleros? ¿Fueron al Zócalo a gritar, ¡Presidenta!, ¡Presidenta!? Supieron la noticia de que Marquitos Rubio le andaba queriendo dar una putiza al nazi Musk? Dicen las malas lenguas que su puso cabrón el asunto, que tuvo que intervenir el amarillo para calmar las cosas. Y, a propósito del amarillo, han visto el video donde el pinche X Musk le dice: -Cállate, deberías de irte. Ese pinche chiquillo X, es un diablillo. Y hablando del amarillo. ¿Qué andaría haciendo el Avión Espía Lockheed P3B Orion de las fuerzas armadas de Estados Unido sobrevolando exactamente sobre “La Chingada” no será que ya andan viendo si hacen lo mismo que con el Mayo? ¡Aguas! Resulta que llega un güey a un restaurant y pregunta: -Hola, ¿Tiene comida de vegano? Y quien atiende le dice: -¡Claro! Y de inviegno, este es un restaugante fgances. ¡Jajajaja! Resulta que un café salió de la cárcel y se volvió expreso ¿Entienden? “Ex preso ¡Jajajaja! Ríanse amargados. –Doctor, vengo a verlo porque siento que todo el mundo habla a mis espaldas todo el tiempo: El doctor le pregunta: - Bien, ¿a qué se dedica? –Soy chofer de autobús, ¡Jajajaja!
Resulta que llega Pepito a la escuela llorando y la maestra le pregunta: - ¿Qué te pasó Pepito? –Me atracaron maestra. -¡Ay Dios miooo!…Y ¿Qué te quitaron? -¡La tarea maestra! ¡Jajaja!
Se encuentran dos amigos y uno de ellos le pregunta al otro: -En que trabajas? – Aprieto tuercas. -¿Eres mecánico? – No, psiquiatra, ¿y tú? –Que gracioso, yo muevo vacas. -¡Ahh! ¿Ganadero? –No, instructor de gimnasio. ¡Jajajaja!
Un güey llega al consultorio y le dice al doctor: -Doctor ¿Me mandó llamar? –Siéntese por favor, tengo que decirle algo. –Bueno doctor, pero rápido porque tengo poco tiempo. -¡Ahh! ¿Ya le dijeron? ¡Jajaja!
¿Ya sabían que en México te leen la mano, las cartas, los caracoles, el café, el futuro y la mente pero, nunca un libro?
Resulta que hallaron una cabeza humana, y le prensa dice –”Sin signos de violencia” o sea, ¿Se le cayó a alguien? ¡Jajaja! Resulta que una vieja le dice a su esposo por teléfono: -Gordo, perdóname te di las pastillas para los nervios en lugar de las de diarrea. ¿Cómo estás? Y el marido le responde: -Cagado…pero tranquilo. ¡Jajajaja!
Resulta que esta un güey viendo su celular y moviendo un dedo sobre la pantalla y diciendo: -Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere. En eso llega otro güey y le pregunta: -¿Deshojando margaritas? –No, borrando contactos de mi celular. ¡Jajaja!
Dice un güey que cuando llegó a su destino el taxista le dijo: -Son $45.00 y le dije: -Traigo solo $40.00. Y que le dijo: Y ¿Cómo le hacemos? –Po’s dale tantito pa’tras y se enojó. ¡Jajajaja! Esta se las voy a contar en dos partes se llama “La Tortuga Charlatana” Resulta que hace muchos años gobernó en la India un rey bueno, justo y generoso al que todo el mundo amaba y respetaba. Tan querido era que sus súbditos le consideraban el regente ideal, excepto en una cosa que ahora mismo vas a conocer. Resulta que el rey, a sus cincuenta y siete años, tenía un defectillo bastante molesto: ¡no se callaba ni debajo del agua! Ya fuera de día o de noche siempre tenía algo que decir y enlazaba unos temas con otros con una facilidad pasmosa. Ese parloteo incesante sacaba de quicio a todos los que le rodeaban, pero como era el hombre más poderoso del reino nadie se atrevía a decirle a la cara que cerrara la boca al menos durante un ratito.
Su consejero, un anciano inteligente y fiel que le ayudaba en los asuntos importantes, estaba bastante preocupado por la situación. Se daba cuenta de que el rey hablaba tanto que, además de resultar agotador, a menudo se iba de la lengua y decía cosas de las que luego se arrepentía.
Era cuestión de tiempo que acabara metiéndose en problemas. – ‘¡Esto no puede seguir así! Tengo que hacerle ver la realidad, intentar que cambie de actitud sin faltarle al respeto ni herir sus sentimientos. Lo pensaré bien a ver qué se me ocurre.’ Esa misma noche lo consultó con la almohada. – Creo que lo más conveniente será aconsejarle a través de un pequeño cuento… Sí, eso es, un cuento con moraleja. En cuanto me quede a solas con él, llevaré a cabo mi idea. Por fortuna, al día siguiente a media mañana encontró la ocasión perfecta cuando el monarca le mandó llamar para ir a dar un paseo. – La reunión de sabios no comienza hasta las doce, así que tenemos tiempo de sobra para salir a caminar un rato y gozar de la brisa primaveral. ¿Te apetece, amigo mío?… ¡Nos sentará muy bien a los dos! – ¡Por supuesto, Majestad! Será un honor ir con usted. El consejero y el rey salieron de sus aposentos y recorrieron el largo pasillo hasta la puerta principal; después, bajaron la escalinata exterior del palacio sintiendo en sus ojos la cegadora luz del sol. Luego continuamos mis estimados ¡Hay nos güachamos hijoooos!

El Superior no es responsable de lo que está escrito en esta columna, ya que El Superior es 100% OBRADORISTA.  VIVA MI PRESIDENTE, ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR